viernes, 24 de junio de 2016

El arquitecto y la gárgola

Autor: Ramsés Ramírez Azcoitia

1

Se ve un hombre joven en la cornisa de un edificio.
No se sabe qué hace ahí. 

 A lo lejos otro hombre baja sus binoculares.

—Hermoso —dice,
el hombre parece una estatua.

Es una gárgola sobre la cornisa;
salta y extiende sus brazos,
planea y asciende hacia otro edificio
en un sólo movimiento ágil
y vuelve a parecer una gárgola.

Sorprendido
el rostro del que observa se aleja del vidrio,
viendo desaparecer el vaho de su aliento
y el reflejo de su gesto.
Se voltea y se dirige a Amado:

—¿Por qué no puede ver mi rostro?
¿O es que acaso la visión de una gárgola ha confirmado lo que temo?
¿Acaso me he vuelto un fantasma para mis propias visiones
y de pronto éstas han tomado el carácter, la forma y el peso de la realidad negándome la mía,
condenándome a la desaparición, como si yo fuera una creación sin atisbo de duda?

Mientras, la gárgola pensativa en su próximo salto, traza una sonrisa.

El hombre de los binoculares, jura haberla visto sonreír
jura que es humano, jura que la vio.
Su reflejo se desvanece
mientras pronuncia una última silaba
que lo lleva a diferentes pensamientos.
Ordena quitar todas las gárgolas de la ciudad.


2

El ventanal deja entrar una luz blanca al mediodía.
Por fuera,
el edificio de forma y dimensiones piramidales
reluce como una estrella en el espacio,
una constelación que se muestra a navegantes que le rendirán culto en sus fábulas,
lejos a millones de años luz.


3

Un lustre adiamantado,
virginal, desdobles
largos, babilónicos, el reflejo del sol en la línea del horizonte que se desvanece,
los ojos entornados de los paseantes, ojos sensibles a su brillo que buscan
aun en ostras;
su brillo delicado es para los admiradores,
el brillo delicado de las perlas, la orilla del mar, otra vez en horizontes que se desvanecen
del mar en tránsito donde emerge su sonrisa.
Que despojen a todo edificio de imaginación,
que sólo sea un lugar pasajero, castillos de arena,
donde cualquiera puede dejar su huella en intercambio.
Que lleven las gárgolas a la bodega para inspección
o cualquiera que encuentren y parezca una.

También los hombres que estén en las alturas son gárgolas,
los que permanezcan de pie mucho tiempo, son gárgolas,
los que no se siente su presencia cuando están cerca, son gárgolas,
los que vigilan, son gárgolas, son monstruos, aves de rapiña
contemplando la podredumbre en el esplendor,
como una caries en el diamante.

—No destruyan ninguna,
son hermosas, parecen pesadillas divinas que observan la creación sin duda.

El hombre de los binoculares se pregunta
¿Por qué sonrío?
Guarda la compostura, busca su reflejo y observa cumplirse sus órdenes,
permaneciendo quieto, incólume y su odio hacia las gárgolas lo hace parecer una estatua.

jueves, 16 de junio de 2016

Extractos de Cuba II


Autor: Julio Maugham

Febrero 2015

Al parecer Varadero debe su nombre no a los bancos de arena —arena, por cierto, “perfecta” en palabras de P., pues “no es muy gruesa para que al caminar te duelan las plantas de los pies, ni muy delgada para que, cuando se moje, forme un fanguillo en tu piel”–. Debe su nombre a esa atracción peculiar que tienen sobre el hombre la paz y la quietud conviviendo en perfecta armonía con el movimiento y el frenesí. Pensándolo dos veces, tal vez P. tenga toda la razón, sin tenerla... Varadero es el justo medio, como su arena. Aplausos para los creadores o descubridores.

*

Esto debería haber ido antes de la anotación anterior, pero qué más da. ¿O no? Porque esto es para mí, y tal vez, para quien yo decida que lo lea. Y cobra justa razón al ir a San Francisco de Paula camino a Varadero. ¿A quién diablos le interesaría saber cuántos gatos llegué a tener en un mismo momento de mi vida? ¿A quién el saber en qué orden compré qué modelos de auto? O ¿cuándo los vendí? ¿Quién era el que me los lavaba? Cifras de chismes reunidos en un mismo lugar, con datos nada trascendentales para, según esto, darte una idea de un día común en la vida de E.H. Le agradezco a la negrita de seguridad que nos explicó los pormenores sobre el barco Pilar, la piscina, los vestidores y los jardines de la villa. Pero creo que no sobra decir que son datos completamente innecesarios. Nunca, y lo digo muy seguro a pesar de que es una palabra muy fuerte, nunca entenderemos a E.H. por sus muebles, sus frascos de farmacéutico llenos de lagartijas flotando en formol sobre el alféizar de la ventana del baño, o por sus 57 gatos (RIP). Él era él y basta. Lo demás es un intento fútil de darle sentido a algo que simple y sencillamente no lo tiene. Espero que si algún día tengo un biógrafo, ni lo intente. O bueno, le permitiré mencionar sobre la noche aquella en que impuse un récord, tal vez mundial —mi hermano y su amigo Héctor se sorprendieron al verlo y no encontraron en Youtube video alguno con mayor puntuación a la mía—. Fue en el videojuego de Mario Party para Nintendo 64, en donde tenías que hacer girar la palanca a grandes velocidades y lograr que una bomba volara el mayor tiempo posible. O algo así. Ese dato sí fue trascendental para el resto de mi vida. Ese y cuando pasamos a otro nivel K. y yo en ese mismo videojuego a las 2 a.m. tal vez esa misma noche, y nos abrazamos con tal alegría que se podría decir que habíamos ganado una Copa del Mundo. Aunque ese nivel, siendo honestos, lo pasó K. solito. Pero bueno, sabemos que los biógrafos se pueden equivocar (guiño a la distancia a mi futuro biógrafo). Lo siento K. Pelea de biógrafos entre el mío y el de K. Hagan sus apuestas.

*

Estar con A. y M. (estricto orden alfabético) tumbados en la playa me recuerda a cuando éramos niños. Por ahí de mediodía terminamos los tres riendo. Tenemos que reír más. Se nos da muy bien.

*

La Habana nos recibe de noche y con hambre. Es como cuando regresas a casa. Y justamente así se sintió.

miércoles, 8 de junio de 2016

Breviario nocturno


Autor: Anónimo

Respondo de mis 24 horas, de mis 70 arrugas, de mis 30 años, de mis presagios, de mis amores, de mis deudas, de mis soledades. No hay más solución que plantear el problema y detenerse. Quien responde: no hay respuestas, se condena. Los que no respondan, abandonarán el juego; la partida ha de continuar con los que sigan buscando.
J. Rigaut

Despertó sobresaltado a mitad de la noche con su cuerpo bañado en sudor. Podía percibir claramente, retumbando en sus sienes, los latidos de su corazón a punto de explotar y una agobiante sensación de asfixia. Estaba acostumbrado a este tipo de ataques nocturnos ya que le sucedían varias veces por semana desde que tenía uso de razón o tal vez desde antes. Miró a un costado de la cama, en dirección al reloj que yacía en el buró, y pudo percatarse que aún faltaban 5 horas para que el sol saliera.

Aturdido, se levantó de la cama todavía con la tensión dentro de su cuerpo y con paso lento se dirigió hacia el baño. Encendió la luz y sintió en su torso desnudo el aire frío que se colaba por la ventana a medio abrir. Abrió el grifo, mojó su cara y bebió un poco de agua para refrescarse. Permaneció unos segundos mirando su reflejo en el espejo que colgaba frente a él, observando unos ojos oscuros, envueltos por un rostro pálido y ajado, mientras un escalofrío recorría su cuerpo. Apagó la luz y, cerrando la ventana con un manotazo violento, salió del baño. En la habitación —eufemismo para aquel cuchitril de mala muerte— la luna se filtraba tenuemente por la vieja persiana de madera iluminando el escaso mobiliario que poseía.

Afuera, las calles se encontraban completamente vacías y el silencio que reinaba en ellas se veía de vez en cuando interrumpido por el paso efímero de algún automovilista extraviado. Era otoño —cuando todo muere— y advirtió dentro de él el mismo efecto que esta temporada le provocaba año con año. Desconocía la causa pero sabía que internamente había una grieta que crecía debilitándolo.

Al alcanzar la cama se recostó nuevamente y, a ciegas, tentando con su mano derecha, la buscó al otro costado. Inmediatamente la encontró enredada entre las sábanas, quieta y fría; posó su mano sobre ella y el tacto le proporcionó la calma necesaria para tranquilizar el acceso nocturno. Con un vistazo rápido observó cómo las mantas color nácar, adheridas totalmente a su figura, delineaban perfectamente su silueta. Poco a poco el sosiego llegó; ya no temblaba, el aire se volvía puro y lo sentía penetrar hasta el rincón más profundo de sus pulmones, invadiendo cada espacio, purificándolos.

Permaneció así, con los ojos cerrados…

Con las yemas de los dedos recorrió la silueta de arriba abajo, dibujándola en las mantas cuidadosamente, casi temiendo perturbarla. Se preguntaba cuántos hombres, antes que él, habrían sido destrozados por ella. Cuántos habrían acabado con la cabeza destrozada o el corazón deshecho.

Ella había llegado a su vida —como siempre sucede— por azares del destino. La muerte de su padre, ocurrida algunos meses atrás, era la causante de este encuentro. Cuando vaciaba la casa del recién fallecido, intentando separar lo útil de lo inservible, la encontró sorpresivamente dentro de una antigua caja de madera que estaba en el ropero. Era una Magnum .375. Jamás cruzó por su cabeza que su padre, aquel hombre sobrio y taciturno, se podría decir que hasta tímido e inocuo, pudiera esconder entre sus pertenencias una pistola. Le parecía un tanto absurdo. ¿Para qué?

— Para calmar los demonios internos —se respondió desde la profundidad de la noche.

Recorrió las sábanas, la tomó entre sus manos y sintió cómo éstas se adaptaban perfectamente a sus formas. Percibía el olor acre que despedía su cuerpo metálico mientras que el entorno adquiría matices de irrealidad. Abrió el cilindro, lo rotó cerciorándose que las seis recámaras estuvieran ocupadas por las balas color oro, para después colocarlo nuevamente en su lugar. Quitó el seguro y posó su dedo índice en el gatillo. Finalmente, con una decisión inquebrantable, jaló del martillo con su dedo pulgar y, girando la pistola hacía él, introdujo el cañón dentro de su boca. Poco a poco su respiración comenzó a acelerarse y su corazón latió con más fuerza.

Jaló el gatillo y un estruendo lo sacudió…

Despertó sobresaltado a mitad de la noche con su cuerpo bañado en sudor. Miró en dirección al reloj. Faltaban 3 horas para que el sol saliera.

sábado, 4 de junio de 2016

Entre ocho y diez segundos


Autor: Giovanni Duayhe Zilli

En una pantalla se aprecia claramente un hombre que, envuelto en sus sábanas, se está masturbando.

Zoig congela la imagen con el control remoto. Está llevando a cabo una presentación al Comandante Teih, Jefe de la Misión del Desarrollo de la Especie Humana.

Éste se encuentra algo molesto, tanto con su equipo, como consigo mismo. No puede, sin embargo, esconder una genuina estupefacción. Ha estado escuchando la presentación del Jefe de Desarrollo Genético, Dr. Zoig, y del Jefe de Departamento Antropológico, el Dr. Keios.

—¡Pero qué es esto, Zoig, carajo!

—Bueno, señor —balbucea, estirándose el cuello de la camisa—, aparentemente, los seres humanos han reinterpretado el acto de procrear, de una finalidad reproductiva a una de mero esparcimiento.

—¿Qué dice? —increpó el Comandante a Zoig, esta vez más incrédulo que otra cosa, e intrigado, ahora sí, por la hasta hace unos momentos aburrida presentación de ambos jefes de departamento.

—Sí, vaya, imagínese usted por ejemplo que el presidente y su esposa no hubieran procreado solo ocho veces, las de sus ocho hijos, sino que lo hicieran cotidianamente, por diversión.

—No diga tonterías, Dr. por favor. ¡Y guarde el decoro Zoig, chingao!

—Sexo, señor —soltó el colega de Zoig, como para que no le cargaran tanto la mano—. Aparentemente, los humanos le han llamado a esto “sexo”.

—¿Sexo…?

El comandante puso su mano sobre su frente y luego de una pausa, continuó.

—Lo que no entiendo es ¡por qué les divierte coger, Dr., caramba!

—Bueno, resulta que los seres humanos tienen la capacidad de experimentar lo que se conoce como orgasmos.

Keios hizo una breve pausa, como esperando una reacción del Comandante.

—El orgasmo es —continuó- una especie de arrebato físico, mental y espiritual, de unos ocho y diez segundos de duración. Los hombres tienen solo uno, antes de dejar pasar un breve periodo de tiempo para poder experimentar otro. Las mujeres, por su parte, pueden tener múltiples, “aparentemente”.

—¿Y por qué está este hombre solo? —repuso el comandante.

—Bueno señor —retomó la palabra Zoig- lo que pasa es que los humanos desarrollaron también la capacidad de recrear fantasías sexuales en su mente para llegar al orgasmo por ellos mismos.

—O ellas mismas.

—¿Lo que me están diciendo —concluyó el comandante— es que el ser humano tiene la capacidad de abstraerse en un júbilo de placer físico, mental y espiritual, en el momento en que se le dé la gana —si las condiciones lo propician— esté solo o acompañado de una pareja? ¡Pero qué chingados pasó con este proyecto! Carajo, Zoig.

—Y eso es solo el principio, señor —prosiguió el Jefe de Departamento Genético—. Los seres humanos empezaron a tener sexo, como se muestra en esta otra pantalla, en la posición más práctica, en términos anatómicos.

De misionero, pensó Keios.

—Sin embargo, con el paso del tiempo, los humanos pues… cómo explico esto, se empezaron a aburrir del… misionero, ajá, como le llama el Dr. Keios.

—¿Entonces los humanos cogen en otras posiciones?

—Bueno, señor, en otras posiciones. Y en otras, digamos, combinaciones.

—¿Combinaciones, dices? —dijo frunciendo el ceño el comandante Teih.

En ese momento, las diversas pantallas del mostrador de la sala de juntas de la nave espacial que tripulaba el muy respetable Comandante Teih, empezaron a mostrar escenas del sexo entre seres humanos. Zoig y Keios explicaban y explicaban.

—Bueno —prosiguió alguno de los dos— hay diferentes posiciones entre hombre y mujer: misionero, de perrito, 69, en fin, hay catálogos de esto.

—Pero señor, no fue suficiente. Los humanos se aburrieron. Querían más, empujar los límites.

—Entonces empezaron a buscar diversas combinaciones: hombre con hombre, mujer con mujer, hombre que se vuelve mujer para tener relaciones con un hombre, o que se vuelve mujer para tener relaciones con una mujer.

—Hay también mujer que se vuelve hombre, pero con genitales de mujer. Y hay hombres que se vuelven mujeres con genitales de hombre, para coger hombres.

—Mujeres que con aditamentos se pueden coger a un hombre. Hombres que disfrutan ver que otro hombre tenga relaciones con su mujer.

—Hay a quienes les gustan gordas, o mayores, o más jóvenes que parecen aún más jóvenes.

—Sí bueno, y eso es lo legal —interrumpió Zoig.

El comandante detuvo en ese instante la presentación. Había escuchado suficiente.

—¿Me está diciendo, que esta raza que hemos creado, como un mero experimento, una simulación, ha, de hecho, superado a nuestra propia especie, una que hasta hace momentos era llamada supuestamente a ser perfecta? —preguntó el comandante.

—Bueno, algunos dirían que sí, que esa es una afirmación correcta, en efecto.

El comandante entró entonces en una meditación profunda. Sabía que estos dos eran unos meros desarrolladores, no eran culpables de lo que la evolución había escogido para los humanos.

En toda su misericordia, y demostrando ese liderazgo del que tanto se hablaba en las elites políticas de esta especie, intrigado y fascinado en su espíritu científico, reformista y aventurero, continuó la plática varias horas entrada la madrugada con los doctores, preguntando, intercambiando opiniones. Y éstos, con ademanes, con buen humor, haciendo imitaciones y mímicas, le compartían sus hipótesis, sus impresiones sobre esta sorpresiva especie que se les había asignado como proyecto de desarrollo.

Estas criaturas creativas, incansables, siempre obsesionadas con la idea del progreso.

miércoles, 1 de junio de 2016

Serbia: La última frontera (puertas adentro) de Europa


Autor: Maximiliano López

Luego de la guerra y la secesión, la región que anteriormente conformaba en su conjunto a la República Federal Socialista de Yugoslavia está en proceso de integración a la Unión Europea. Croacia y Eslovenia ya se encuentran dentro del club comunitario. Serbia, por su parte, se sitúa inmersa en un proceso similar de integración al organismo. El consenso alrededor de la integración no es total. Cerca de la mitad de la opinión pública no consideraría un hecho positivo que Serbia sea parte de la UE. También hay una minoría creciente que prefiere que su nación esté más cerca de su hermano eslavo mayor: Rusia (1). No obstante, más allá de las resistencias, en todo el arco social, político y económico, algunos levantando las banderas de la algarabía y otros las de la resistencia, creen que una futura cristalización del ingreso de Serbia al club europeo es inevitable.

Pastorales alrededor de la incertidumbre

Hay una corriente reformista, de corte liberal conservador por un lado y progresista por el otro, en la política, la economía y la sociedad que impulsa el proceso de adhesión a la UE. Alegando que las condiciones de vida en ese país, mejorarán drásticamente con el ingreso de Serbia al bloque y que florecerán miles de puestos de trabajo gracias a una lluvia de inversiones de empresas de los países más poderosos del bloque. Una fórmula que sacará a esa nación del ostracismo, el olvido y el estancamiento y la pondrá en la autopista de una necesaria modernización. Una tabula rasa que será la salida definitiva de los ecos y el aturdimiento de un pasado reciente turbulento.

Los nostálgicos de un pasado dorado, el previo a las guerras balcánicas, que tuvo a Serbia a la cabeza de una Yugoslavia socialista y unida, comunistas y nacionalistas que, por izquierda y derecha, miran con recelo una casi inevitable entrada de su país a la UE, no piensan lo mismo. Pues argumentan que los problemas económicos no se solucionarán mágicamente con la entrada a la Unión. Sino que, al contrario, corren riesgo de profundizarse. Basta ver los escasos progresos conseguidos por países vecinos como Rumania y Bulgaria. También la crisis económica griega así como la mala situación de España y países centrales como Italia y Francia. La situación del bloque no es la mejor desde hace casi una década. Ni su modelo económico es el mejor para Serbia. Pues quedaría confinada en un lugar desdeñable en la división del trabajo puertas adentro de la comunidad.

Todos los caminos conducen a Bruselas (y a Moscú)

Estas pastorales, neoliberal y anti-neoliberal, una más pro-europea y otra más pro-rusa no representan a la mayoría de la población serbia, sumida en la apatía y la desesperanza, que lidia entre la precariedad y el desempleo crónico. Que descree de las opciones políticas y un Estado desvencijado frente a las fuerzas del Mercado y el crimen organizado. Un poder público rehén de fuerzas mayores y al que, más allá de las visiones y perspectivas disimiles, que miran al Este y al Oeste dentro de los extremos del espectro político, no le queda otra alternativa que profundizar lazos con Bruselas.

La adhesión a la Unión Europea es un hecho (casi) consumado, tanto los grupos reformistas de carácter liberal-conservador y progresista como los socialistas y radicales nacionalistas (dominados por su ala moderada) ven como un futuro cercano el formar parte de la comunidad. Estos últimos más por descarte e inviabilidad de mantener una posición autónoma. Además de Rusia, a ningún otro país le interesa que Serbia mantenga su autonomía respecto a la UE. De las tres fronteras que contienen al bloque supranacional, es la menos problemática de ser absorbida (2). En Moscú saben que no pueden sostener la independencia Serbia. No pueden enviar más fondos de los que ya envían a Belgrado. Pero hacen sus presiones para que el Estado serbio no olvide los favores geopolíticos y económicos que el Kremlin ha hecho por ellos. Eso significa que más allá de una eventual integración a la UE hay un límite el cual no pueden pasar aunque quieran; el ingreso a la OTAN.

El nuevo gobierno, compuesto por un Partido del Orden (el Partido Progresista Serbio) que integra a ex nacionalistas devenidos en social conservadores y tecnócratas liberal-conservadores, más allá de contar con mayoría propia para imponer una agenda política pro Unión Europea, luego de unas elecciones en las que ha ganado holgadamente a las opciones socialista y paleo-nacionalista, no tiene en sus planes descuidar la histórica alianza política con Rusia. No solo el PPS es un aliado estrecho de Rusia Unida, el entramado político a través del cual Putin gobierna al gigante euroasiático, sino que también Serbia es uno de los países europeos que no adhirió a las sanciones impuestas a Moscú desde Washington y Bruselas a raíz del conflicto abierto con Ucrania mientras que Rusia no solo es uno de los principales inversores económicos, también es el principal aliado geopolítico. Que protege al hermano eslavo menor de las condenas y sanciones que aún pesan sobre él luego de las guerras balcánicas. De un pasado por el cual el Tribunal de La Haya aun pide al Estado serbio que entregue a muchos de los que pelearon al lado de Milosevic. Lo que se erige como un compromiso inexpugnable a cumplir, además de encontrar una resolución a la cuestión Kosovo, por las actuales autoridades serbias si es que quieren acelerar el ingreso al bloque comunitario.

Los gobiernos se parecen más a su tiempo que a su ideología. Es una máxima común a las administraciones de todos los países. La ideología choca con el realismo capitalista, y no queda otra opción que acoplarse a las sinuosas y angostas condiciones que depara este para el Estado y la sociedad, tratando de encontrar, en lo posible, un ángulo de maniobra para adaptar en lo particular esos imperativos a la idiosincrasia de la población y las instituciones. El Partido del Orden serbio sabe que el camino hacia la UE es indeclinable, que se trata de tomar esa senda u optar por la del aislamiento. De todas maneras debe encontrarse un margen para no meter en la negociación cuestiones como el dejar de lado la relación con Rusia y el morigerar los efectos de las políticas de austeridad que forman parte del paquete de medidas que exige la Troika (3) a cambio de la inclusión de Serbia en la UE. Pragmatismo para entender cuál es el camino más viable y también para comprender que las políticas a implementar no deben dañar los lazos del país balcánico con sus antiguos y aún útiles aliados así como con las reales necesidades de la sociedad.

Consideraciones sobre el futuro cercano

Una futura obtención del pasaporte comunitario por parte de Serbia, al igual que sucedió con Croacia y Eslovenia en el caso de la yugoesfera (4), y de Rumania y Bulgaria en un plano macro-balcánico, visibilizaría y daría forma institucional el desajuste de este país frente a sus pares occidentales. Arrojando luz sobre los problemas que existen para desarrollar un aparato productivo sostenible y profundizando la nostalgia sobre un dorado pasado comunista. Que no fue tan dorado pero si mucho mejor que su presente y el de la mayoría de los países que formaron parte de una supra nación que fue estratégica tanto para el bloque socialista como para occidente en la Guerra Fría y supo alcanzar los niveles de vida más prósperos detrás del telón de acero.

La anomia de la juventud, la desconfianza ciudadana hacia la clase dirigente sea de izquierda o derecha y la llegada de empresas occidentales, que traen consigo cambios en cuanto a hábitos de producción y consumo, son elementos de un nuevo escenario que terminará de tomar forma cuando Serbia sea miembro de la UE. Poniendo fin a una larga etapa marcada por una gradual, lenta pero constante decadencia de la vieja estructura social. En el tintero queda un considerable ejercito de reserva compuesto por sub-ocupados y desempleados crónicos que esperarían nuevas oportunidades de empleo precario traídos por la constelación de corporaciones alemanas, francesas, españolas e italianas.

El gobierno, y la clase dirigente en general, deberán entender que el solo ingreso a la UE o el acomodarse debajo del manto de un polo de poder no solucionarán por arte de magia los problemas sociales y económicos que arrastra la nación serbia. Aplicar un modelo económico sin adaptarlo, por lo menos, a la realidad concreta que atraviesa, en este caso, la población serbia, es equivalente a su pronto fracaso, no sin consecuencias sobre una sociedad que ya atravesó catástrofes como el derrumbe del sistema económico y político constituido por el titoismo (5) y la posterior guerra.

La incorporación de Serbia a la UE marcará, con total seguridad, el camino para la inclusión de Bosnia, Montenegro, Macedonia y Kosovo al bloque comunitario. La reacción de estos países al proceso empezó a ser respondida por Eslovenia y Croacia. No obstante, no hay nada claro. Cada país, por más similitudes regionales e historia en común que tenga con sus vecinos, es un mundo aparte con sus matices socio demográficos, políticos, económicos y culturales bien particulares. Por eso vale la pena replantear estas interrogantes respecto al caso serbio ¿De qué modo integraría el modelo socio-político liberal propuesto por la UE? y ¿Cómo serán encaradas las oportunidades económicas en el nuevo escenario? ¿Recortando salarios para mejorar el índice de competitividad o forjando una cierta autonomía que permita aprovechar el potencial oculto en el nuevo marco para iniciar transformaciones sostenibles y beneficiosas, en el marco de lo posible, para el pueblo serbio?

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(2) La expansión de la Unión Europea está contenida, hasta el momento, por tres fronteras: la eslava, mediada por Ucrania, la árabe, mediada por Turquía y la balcánica, mediada por Serbia. Dada la tensión desatada con Rusia a raíz del conflicto ucraniano y la inestabilidad de Medio Oriente, por la cual es más conveniente para Bruselas tener a Turquía fuera del bloque como tapón, la frontera más factible de ser absorbida, no sin dificultades ni resistencias, es la balcánica.
(3) En referencia al grupo de facto que gobierna sobre la economía de la UE conformado por la Comisión Europea el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
(4) Se denomina yugoesfera al conjunto de países que integraron la República Federal Socialista de Yugoslavia.
(5) La República Socialista Federal de Yugoslavia, conformada al final de la Segunda Guerra Mundial luego del triunfo de los Partisanos de Tito sobre la ocupación alemana y colaboracionista nazi, si bien inicialmente formó parte del bloque pro-soviético, a los pocos años independizó su política económica. Que no salió de los parámetros del Socialismo Real pero adquirió rasgos particulares como su carácter autogestivo y ciertamente permisivo con la iniciativa privada. El llamado socialismo autogestivo o socialismo titoista fue una suerte de alternativa dentro del mundo socialista y modelo para los países no alineados ni a Moscú ni a Washington durante la Guerra Fría. Una alternativa que fue convenientemente sostenida a un lado y el otro del Telón de Acero con fines estratégicos. Como un Estado Tapón para alivianar tensiones entre ambos bloques sobre el territorio europeo en general y la siempre problemática cuestión balcánica en particular.